La importancia silenciosa: dando vida a tus personajes secundarios
¡Hola a todos y bienvenidos una semana más al blog!
Si sigues por aquí desde la semana pasada, recordarás que hablamos
de las reseñas de los lectores. Donde hablé de un comentario que me llamó mucho
la atención y que seguro que a muchos de ustedes les ha pasado o han pensado:
“Me encanta la historia, pero sentí que el personaje secundario merecía en el
giro, más desarrollo”. ¡Y tienen toda la razón!
Esta semana vamos a meternos de lleno con esos personajes que no
son los protagonistas, pero sin los cuales tu historia se sentiría incompleta
o, peor aún, irreal. Vamos a hablar de cómo darles una historia propia y un
propósito claro para que no sean solo “muebles” en el fondo, si no piezas clave
del motor de tu trama. Porque un gran personaje secundario no le roba
protagonismo al principal, sino que lo ilumina.
Cuando empecé a escribir mi primera novela, tenía a mi
protagonista, Amanda, con una misión muy clara. Para ayudarle, cree a su mejor
amiga, Elizabeth. Al principio, Elizabeth era simplemente “la que ayudaba a
Amanda”. A buscar su residencia para su
regreso, la invitaba a tomar un café en los momentos difíciles y la animaba.
Era un cliché andante.
La primera lectora de prueba, me preguntó: ¿Y Elizabeth?
¿Por qué le importa tanto esto? Aparte de ser su amiga, ¿qué pierde o gana ella
con todo este lío?
¡Fue una reflexión de realidad! Me di cuenta de que si
Amanda desaparecía, Elizabeth simplemente dejaría de existir en la historia. No
tenía metas, ni miedos.
Así que volví atrás y me pregunté: ¿Qué quiere Elizabeth de
verdad? Descubrí que Elizabeth estaba obsesionada con abrir su propia clínica
de realidad virtual. Y tenía miedo de fracasar. De repente, su preocupación por
Amanda se conectó a su propia vida: ayudar a su amiga y convertirse en su
compañera de proyecto. Su diálogo, sus consejos, tenían el tinte de su
propia lucha interna. Ya no era solo “La amiga”, era Elizabeth, una persona con
sus propios sueños. Y créanme, eso hizo que la amistad con Amanda se sintiera
mucho más real y compleja.
No todos tienen que pasar de ser un villano a un héroe, pero
incluso el personaje secundario más pequeño necesita un mini - viaje o un
cambio, que fue lo que pasó con Javier en la novela; a esto le llamamos el arco
de personajes secundario.
Los personajes secundarios son la voz de tu mundo. Cuando le das
un propósito (ayudar, obstaculizar, ofrecer un punto de vista diferente) y una
historia propia ( aunque no la cuentes, debe existir), los convierte en algo
más que herramientas narrativas. Se vuelven seres humanos completos.
Recuerda esta regla: un personaje secundario debe tener una razón
para estar en la escena que vaya más allá de solo hablar con el protagonista.
¿Está persiguiendo su propia meta? ¿Está guardando un secreto? ¿Su presencia
presiona a tu protagonista a cambiar?
Al final, es ese nivel de detalle el que transforma una buena
historia en una historia inolvidable. Tus lectores notarán ese esfuerzo, como
le pasó a la persona que me escribió la reseña, y es la mejor recompensa para
un escritor.
Recuerda, autor que lee, escribe, pública y triunfa.
Autora: María Ramos Tejada
Educadora, escritora y Blogger
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias, por leernos, comentar y compartir