Empieza fuerte: Atrapa al lector desde la primera línea
¿Alguna vez has cerrado un libro después de las primeras
líneas porque “no pasaba nada”? A todos nos ha ocurrido. Y, si escribes, seguro
has sentido ese pequeño vértigo: ¿mi inicio será lo bastante poderoso para que
el lector se quede?
Yo lo aprendí a las malas. En mi primer taller literario,
entregué un cuento que me tenía orgullosa… hasta que un compañero comentó:
“Cuando la historia empieza de verdad, ya voy por la página dos”. Sentí que el
piso se movía bajo mis pies. Había cuidado la trama, mimado a los personajes,
pulido el final. Pero mi puerta de entrada estaba, simplemente, cerrada.
Esa misma tarde decidí investigar cómo lo hacían los
grandes. Tomé mis libros favoritos y solo leí las primeras líneas. Descubrí un
patrón: ninguno empezaba con explicaciones largas ni con datos irrelevantes. En
cambio, todos lanzaban una pregunta, una imagen o una situación que despertaba
curiosidad inmediata. No era casualidad: un buen comienzo es un anzuelo, no una
presentación de currículo.
Aquí van tres ideas que puedes poner en práctica:
1. Empieza en movimiento. Muestra a tu personaje haciendo
algo o en medio de un cambio. El lector se engancha cuando ya hay acción.
2. Planta una pregunta. Una frase que deja un misterio
abierto obliga a seguir leyendo.
3. Toca una emoción. Una imagen poética, una sensación
poderosa o una frase que hable directamente al corazón.
Hoy, cada vez que escribo, pienso en mi lector como un
invitado. El primer párrafo es mi manera de abrirle la puerta y decir:
“Quédate, esta historia es para ti”.
Así que, si estás comenzando a escribir, no te obsesiones
con la frase perfecta. Empieza por atreverte a escribir. A veces, el mejor
inicio surge después de escribir el final. Y cuando encuentres esa primera
línea que hace latir más rápido, sabrás que has tendido el puente: de tu mundo
al suyo.
Ejercicio final
1. Elige un texto tuyo (cuento,
artículo, entrada de diario, lo que quieras).
2. Lee solo las dos primeras frases
y pregúntate:
¿Despiertan curiosidad?
¿Te invitan a seguir leyendo?
¿Provocan una emoción o una imagen
clara?
3. Reescribe tu inicio tres veces,
probando enfoques distintos:
Una versión que empiece en medio de
una acción.
Una que plantee una pregunta o un
misterio.
Una que toque una emoción fuerte
(alegría, miedo, nostalgia, sorpresa).
4. Pide a alguien que no conozca tu
texto que lea solo esas primeras líneas y te diga cuál te atrapa más.
No se trata de encontrar la frase
perfecta a la primera, sino de entrenar la mirada para reconocer cuándo un
inicio brilla. Porque, al final, cada palabra del comienzo es la llave que abre
la puerta a todo lo que quieres contar.
Recuerda, autor que lee, escribe, publica y triunfa.
Magíster María Ramos Tejada
Educadora, escritora y Blogger
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