De Contar a Conmover: El Poder de los Recursos Lingüísticos en la Escritura
Escribir no es solo relatar hechos.
Cualquiera puede contar una historia, pero lograr que el lector sienta esa
historia es otro nivel de escritura. Para los escritores principiantes, este
puede ser un desafío: ¿cómo pasar de simplemente narrar a tocar el corazón del
lector? La respuesta está en los recursos lingüísticos: esas herramientas
invisibles que convierten un texto plano en una experiencia emocional. En este
artículo, explicaremos qué significa contar y conmover, y cómo los recursos
lingüísticos pueden ser tus mejores aliados en ese proceso.
Contar implica describir hechos,
personajes y acciones. Es la base de cualquier narración. Sin embargo, un texto
que solo cuenta corre el riesgo de ser informativo pero emocionalmente
distante. Por ejemplo:
“El niño caminó bajo la
lluvia.”
Es claro, directo, pero no genera
una conexión emocional. Ahora, si queremos conmover, necesitamos invocar
imágenes, sensaciones, metáforas… en resumen, usar recursos lingüísticos que
despierten la empatía:
“El niño arrastraba sus pies
por las calles empapadas, con el alma mojada como su ropa.”
Aquí intervienen elementos como la
metáfora, la personificación y un tono más íntimo. Ya no solo vemos al niño, lo
sentimos.
Algunos recursos lingüísticos útiles para conmover:
Metáforas y comparaciones:
enriquecen la imagen mental.
Hipérboles: intensifican emociones o
situaciones.
Repeticiones: dan ritmo y refuerzan
ideas.
Enumeraciones emotivas: transmiten
ansiedad, caos o emoción.
Preguntas retóricas: invitan al
lector a reflexionar.
Lenguaje sensorial: activa los
sentidos y hace vívida la escena.
Recuerdo mi primer cuento. Era una
historia bastante correcta: inicio, desarrollo y final. Se entendía todo, los
personajes actuaban como debían… pero algo faltaba. Cuando se la mostré a una
amiga, su respuesta fue: “Está bien, pero no me hizo sentir nada”.
Ese comentario me dolió, pero
fue un punto de quiebre. Empecé a leer mis textos en voz alta, a escuchar su
ritmo, a imaginar si lo que escribía podía olerse, tocarse, doler. Así descubrí
el poder de los recursos lingüísticos. Mi escritura no cambió de la noche a la
mañana, pero entendí que no basta con contar una historia; hay que hacer que
viva dentro del lector.
Reflexión
Contar informa. Conmover transforma.
Como escritores, especialmente al comenzar, es fácil obsesionarse con la
estructura o la corrección técnica. Pero la verdadera magia está en cómo se
dice lo que se dice. Los recursos lingüísticos no son solo adornos: son el
puente entre la historia y el corazón del lector. Aprender a usarlos con
intención es el primer paso para dejar de ser solo narradores y convertirnos en
verdaderos escritores.
Recuerda, quién lee, escribe,
publica y triunfa
María Ramos Tejada
Educadora, escritora y Blogger
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