Elipsis: Cómo decir más con menos y dejar resonancia en lo que escribimos

 

En un mundo saturado de palabras, la capacidad de decir más con menos es un arte que cautiva. La elipsis -esa omisión intencional que deja espacio para que el lector complete- no es solo una figura literaria, si no una herramienta para provocar emociones, activar la imaginación y lograr que el texto resuene mucho después de haber sido leído. No se trata de escribir menos por pereza, sino de invitar a que el lector partícipe, complete y se apropie del mensaje.

La elipsis, en su esencia, es un pacto silencioso entre el autor y el lector. Se basa en confiar en que el otro comprenderá lo que no se dice. En la narrativa, la poesía o incluso en textos de no ficción, esta técnica logra tres efectos poderosos:

1. Economía verbal: elimina lo innecesario, dejando solo lo esencial.

2. Profundidad emocional: lo no dicho muchas veces golpea más fuerte que lo explícito.

3. Interactividad mental: El lector se convierte en coautor, llenando los vacíos con su propia experiencia.

Por ejemplo, en lugar de decir:

“Ella estaba destrozada, llorando desconsoladamente en el rincón de su habitación, sin poder respirar del dolor.

Podemos decir:

“Se sentó en el rincón. La foto aún en sus manos.

El peso de la historia se siente igual…o incluso más. La elipsis nos recuerda que el silencio, bien usado, puede gritar.

Anécdota personal

Recuerdo la primera vez que me atreví a usar la elipsis en un texto para mi blog. Escribía sobre un reencuentro después de muchos años. Tenía varias líneas describiendo miradas, silencios, sonrisas hasta, releyendo, borré casi todo y dejé solo:

“Se miraron. No dijeron nada.”

Al publicarlo, me sorprendió que los lectores me escribieron contándome, que ellos imaginaron qué pasó después. Cada versión era diferente, y todas tenían sentido. Comprendí entonces que no siempre decirlo, todo genera más impacto; a veces, es lo contrario.

Reflexión final

La elipsis nos enseña que escribir no es solo poner palabras, sino también saber retirarlas a tiempo. Es un ejercicio de confianza: en nuestro texto, en nuestra intención y, sobre todo, en el lector. Como en la vida, a veces lo más importante no se dice…se intuye, se siente, se guarda.

Al final, la elipsis no es una ausencia: es un puente invisible que conecta el corazón del que escribe con el del que lee.

Un abrazo

Magíster: María Ramos Tejada

Educadora, escritora y Blogger

 

 

 

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