REFLEXIONES


No existe una persona igual a otra; tampoco hay dos personas con la misma creatividad o inteligencia. Mucho menos debería esperarse igualdad de condiciones, pues vivimos en un mundo lleno de opciones y oportunidades diversas. En la diferencia está el complemento, y en la medida en que aceptemos nuestro papel en este mundo, podremos sentirnos satisfechos con nuestro trabajo, siendo productivos sin recurrir a comparaciones.


Por otro lado, están quienes tienen menos fortuna, ya sea por problemas de salud física o mental, limitaciones intelectuales, conductas inapropiadas, adicciones, violencia, entre otros factores. Estas personas requieren ayuda, pero esa dependencia, en ocasiones, genera aún más problemas e insatisfacción.

Todo esto puede frenar el crecimiento personal y profesional, pero no debe convertirse en una excusa para no luchar. Tampoco es justo adoptar el papel de víctima por la falta de enfoque o esfuerzo. Es necesario trabajar con paciencia y gratitud, sin compararnos con los logros ajenos, pues cada quien tiene un camino diferente y requiere habilidades distintas.

Reconocer nuestras fortalezas y debilidades puede guiarnos hacia un mejor desarrollo en la sociedad. Liberémonos de competir donde no es necesario. Recordemos que somos únicos, y nadie puede apagar nuestra luz si aprendemos a encenderla de la manera correcta.

Alexandra Quint.
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