La Reescritura: Más allá de las Palabras
¿Alguna vez has escrito un texto y,
con solo algunos cambios mínimos, lo has considerado finalizado? Sin embargo,
la reescritura es una parte esencial e inseparable del proceso de escritura. En
este artículo, explicaremos como la reescritura no solo mejora un texto, sino
que también da vida y claridad a nuestras ideas.
La reescritura y la escritura son
dos caras de la misma moneda, tanto que es casi imposible distinguir dónde
termina una y comienza la otra. No se puede escribir sin reescribir. El acto de
volver una y otra vez sobre el texto, trabajarlo de forma meticulosa y
obsesiva, es una parte intrínseca del proceso creativo.
Como hermanas gemelas, la escritura
y la reescritura trabajan juntas para perfeccionar la obra. Una da vida a la
idea, mientras que la otra la pule y la presenta de la manera más clara y bella
posible. Dependiendo del autor y del proceso creativo, la reescritura puede
ocurrir inmediatamente después de la escritura o casi simultáneamente. En
cualquier caso, es un paso inevitable en el camino hacia una obra finalizada.
A medida que el texto crece y la
historia avanza, es vital reescribir para agregar, eliminar, reorganizar y
reformar. Es en este proceso que el escritor ve la historia con mayor claridad,
y las intuiciones iniciales se convierten en decisiones firmes. El texto vive y
respira bajo las manos del autor.
Llegar a una primera versión implica
realizar tachaduras y rectificaciones, resultando en un borrador inicial. Pero
el trabajo no termina aquí. Ahora es el momento de leer, revisar, considerar y
reescribir. Con una visión global del texto, es posible identificar las partes
faltantes, confusas o mejorables, y refinar el lenguaje con atención precisa.
Grandes escritores como Antón Chéjov
y Ernest Hemingway comprendieron la importancia de la reescritura. Chéjov
recomendaba reescribir cinco veces el mismo relato, mientras que Hemingway
escribió la última página de “Adiós a las armas” 39 veces hasta encontrar las
palabras adecuadas.
Las obras literarias que admiramos
han requerido mucho tiempo y esfuerzo: tiempo para reflexionar, escribir y
revisar, y para reescribir lo ya escrito. Si en tu escritura aún hay aspectos
que no te convencen, date tiempo. Los mejores escritores son aquellos que hacen
que escribir parezca fácil, aunque son los más conscientes de las dificultades
de su oficio.
El problema radica en que, al leer
un libro, no vemos el esfuerzo detrás de ese texto que nos fascina. No vemos
las tachaduras, enmiendas, añadidos, correcciones, desvelos, sacrificio y
disciplina necesaria para escribirlo. La versión final es tan fluida que parece
escrita sin esfuerzo.
Para concluir, quiero decirte que
reescribir es un arte en sí mismo, uno que nos permite mejorar continuamente
nuestras obras. Dedicar tiempo a la reescritura no sólo perfecciona el texto,
sino que también enriquece nuestra comprensión y habilidad como escritores. La
próxima vez que termines un escrito, recuerda que la verdadera magia está en la
reescritura.
Autor que lee, escribe, publica y
triunfa.
¡Gracias por leerme y no olvides compartir tus
pensamientos en los comentarios!
María
Ramos Tejada.
Educadora,
escritora, Blogger.
Correo
electrónico mariaj.ramos.t@gmail.com
Es correcto, hay que reescribir muchas veces, tantas cómo nuestro sentido de satisfacción lo permita. Leo cada capítulo cada vez que ingreso al dispositivo, siempre cambio algo y me regreso al principio, es difícil la conformidad, creo que no voy a terminar nunca, decido descansar un día, porque me siento stresada, así ando, en que va a parar todo esto, no se, pero me parece que me mortifico más de lo que puedo y mi escaso tiempo disponible..
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