“La Perversidad Ética: "Cuando las palabras no coinciden con los actos”


"La perversidad ética es una enfermedad que nos acecha a todos, incluso a aquellos que creemos ser intachables". Es la brecha entre lo que decimos y lo que hacemos, entre lo que predicamos y lo que practicamos.

La perversidad ética es un fenómeno intrigante que se manifiesta cuando las acciones de una persona no concuerdan con sus palabras. A menudo, encontramos individuos que predican valores morales, pero actúan de manera contraria. En este artículo, explicaremos las razones detrás de esta discrepancia y cómo afecta nuestra percepción de la integridad.

1. La dualidad entre palabras y acciones.

La perversidad ética se presenta cuando alguien dice una cosa pero hace otra. Esto puede deberse a diversas razones, como la presión social, la falta de autoconciencia o incluso la hipocresía deliberada. Exploramos ejemplos concretos para comprender mejor esta dualidad.

2. El papel de la conciencia.

Las personas incontinentes, aquellas que actúan en contra de sus valores sin sentir remordimiento, pueden ser consideradas moralmente perversas. Por el contrario, los intemperantes, aunque también actúan de manera incoherente, al menos reconocen su debilidad. Analizaremos cómo la conciencia juega un papel crucial en esta dinámica.

3. La lucha interna.

La perversidad ética a menudo surge de una lucha interna entre deseos y principios. Algunos individuos se dejan llevar por pasiones intensas, mientras que otros mantienen su razón, pero no se someten a ella. ¿Qué motiva estas elecciones? Exploramos los matices de esta batalla interna.

Anécdota personal.

Permíteme compartir una experiencia personal relacionada con la perversidad ética. Hace unos años, conocí a un líder carismático que abogaba por la honestidad y la transparencia. Sin embargo, descubrí que, detrás de escena, manipulaba información y ocultaba sus errores. Esta contradicción me hizo reflexionar sobre cómo nuestras acciones pueden distorsionar nuestra imagen pública.

 Esto puede deberse a la falta de autenticidad, el miedo a ser vulnerables o la necesidad de mantener una imagen perfecta. Sin embargo, esta disonancia puede generar culpa, ansiedad y dañar nuestras relaciones con los demás."

 

Ejemplos concretos:

- Un político que aboga por la transparencia pero oculta información relevante.

- Un amigo que critica el consumo de alcohol, pero bebe en secreto.

- Una persona que predica la igualdad, pero discrimina a ciertos grupos.

 

La elección de este tema se motiva por la importancia de la autenticidad y la coherencia en nuestras vidas. La perversidad ética puede dañar nuestras relaciones, nuestra autoestima y nuestra sociedad. Al explorar esta dualidad, podemos aprender a ser más honestos con nosotros mismos y con los demás.

Para concluir, quiero decirte que la perversidad ética es un tema complejo que nos invita a cuestionar nuestra propia coherencia. Al explorar sus causas y consecuencias, podemos aprender a ser más íntegros y auténticos en nuestras palabras y acciones.

Gracias por leerme y compartirlo con tus amigos.

 Magíster: María Ramos Tejada.

Educadora, escritora, y Blogger.

Correo electrónico mariaj.ramos.t@gmail.com

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Análisis general del libro: EL HOMBRE MEDIOCRE.

“La narrativa perfecta: Errores comunes y soluciones prácticas”

“El trabajo blando en la escritura creativa”