¿CUÁL VA PRIMERO?


Mucho se ha hablado de valores humanos o virtudes, pero en realidad nadie tiene claro cuál va primero; en mi opinión, creo que todos van de la mano.

Cualquier valor podría encabezar esta lista, pero creo que el respeto merece ocupar ese puesto, pues sin él los demás estarían a medias por mucho que se practiquen, podríamos empezar por respetarnos a nosotros mismos y a nuestra familia, logrado este primer paso seguiríamos con nuestro entorno y todo ser vivo que en él se encuentra, de igual forma respetar las creencias costumbres y culturas de todo lugar por el cual llegásemos a pasar, el respeto lleva de la mano al amor y éste a su vez a la humildad quien iría junto a la paciencia. No visualizo un mundo sin estas virtudes, aunque sea un poco en cada ser humano deben existir, de ahí será fácil cultivar los demás valores o virtudes.

Los valores se enseñan desde la infancia y se afianzan a través de la práctica de buenos hábitos. Para lograr un buen aprendizaje de ellos deben tomarse en cuenta algunos factores que permitirán interiorizarlos de la mejor manera.

Los valores surgen de esa necesidad de trascendencia, la cual nace de lo más profundo de nosotros mismos y que nos impulsa a llevar a cabo acciones trascendentales como: dedicar gran parte de la vida a enseñar e inspirar a los más pequeños desde nuestro alcance, sea un colegio, una congregación religiosa o algún lugar público desde el cual tengamos una cercanía y convivencia más allá de un simple saludo ocasional.

Como personas adultas en variadas ocasiones nos percatamos de la ausencia de valores humanos en el mundo, en ese momento surge la necesidad de querer enseñar el tema a más de uno, pero más que eso, el interés primario es lograr que lo que estamos sembrando en cada persona dé frutos, esto ocurrirá en consecuencia del deseo y empeño individual.

La educación en valores nos concientiza sobre las consecuencias de nuestros actos en el planeta y nos inculca el respeto por la naturaleza y nuestros semejantes en sus diferentes estatus económicos y sociales.

Es de suma importancia cultivar éstas virtudes cada día y ocasión presentada sin importar el lugar o el interlocutor con quien se interactúe.

Es tan placentero encontrar personas de cualquier edad haciendo uso de esta educación, que nos lleva creer que aún hay tiempo de corregirnos y dejar personas más humanas a nuestro planeta.

Somos una generación que se está extinguiendo, por lo tanto cada uno debe asumir su papel de enseñanza a todo aquel que así lo desee, hay mucho que hacer en pro del mundo y sus habitantes, si empezamos cultivando valores, quizá en un futuro no muy lejano conseguiremos que un gran porcentaje de la humanidad lo sea.

Deseo que mis palabras dejen eco más allá del silencio que envuelve nuestro actuar.

©2023 Silvia Sánchez Chimal.

Búscame en:

Comentarios

  1. La que tuve me dio todo ese amor incondicional que mencionas , con doble merito para ella "El mayor acto de amor", el más grande. Felicidades Silvia , un excelente escrito que toca el💝

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Gracias, por leernos, comentar y compartir

Entradas populares de este blog

Análisis general del libro: EL HOMBRE MEDIOCRE.

“La narrativa perfecta: Errores comunes y soluciones prácticas”

“El trabajo blando en la escritura creativa”