¡Es Lamentable, el lamento!



¡Cuál susurro, se escucha una voz!
que pasa desapercibido, entre el ruido,
continuo lamento, al oído lo dejo herido,
una locura, que mantiene su mente veloz.

Luces y destellos, atenúan su voz,
el lamento desvanecido se ha ido,
solitario, divaga, cabizbajo y tímido,
buscando habido, cuán hábil portavoz.

Consumido en sus lamentos se perdió,
pronto el desespero, lo invadió,
voces que afectan sin real alivio,
entre los sonidos, casi enloqueció.


Luz Amparo Sundqvist

http://www.luzautor.com/

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